El principal peligro sísmico de nuestro país, según el INPRES se encuentra en los departamentos localizados en la zona andina y subandina. En el oeste, la zona de peligrosidad máxima abarca el centro-sur de San Juan y el centro-norte de Mendoza; incluidas las dos capitales provinciales. Las zonas de peligrosidad relativamente menor se localizan en las provincias de Salta y Jujuy y al sur del país, en Tierra del Fuego.



Sin embargo, al cruzar esta información con el porcentaje de viviendas con baja calidad de materiales, según registran los censos nacionales (2001-2010), se evidencia la exposición diferencial al peligro sísmico, lo que pone de relieve la importancia de la vulnerabilidad en la definición del riesgo.

Los mayores niveles de exposición, para ambos cortes temporales, se presentan en gran parte de los departamentos de San Juan, en los cuales se combinan la mayor cantidad de hogares con baja calidad de materiales en la vivienda y muy alto peligro sísmico. También se presentan muy altos y altos niveles de riesgo en departamentos de Catamarca y la capital de dicha provincia; y departamentos de La Rioja, Jujuy, Salta y Tucumán. Si bien se encuentra dentro de una de las áreas de mayor peligro, Mendoza tiene un riesgo bajo para ambos períodos, lo cual se explica por tener baja proporción de viviendas con materiales de calidad deficiente. También es notorio el caso de Tierra del Fuego, donde se presenta muy bajo nivel de exposición de las viviendas a pesar de un alto peligro sísmico.

Un importante aspecto a resaltar es el proceso de mejora en el indicador entre los censos de 2001 y 2010, registrándose, en este último año, una caída generalizada en los niveles de exposición sísmica.



En los casos locales analizados -Gran San Juan, Gran Mendoza y Catamarca-, se presenta una clara diferenciación entre las áreas de expansión (de mayores niveles de exposición) y las áreas consolidadas, donde en general se observan menores porcentajes de viviendas de materiales deficientes. Entre los censos de 2001 y 2010 también las tres áreas urbanas experimentaron caídas en el nivel de exposición sísmica, persistiendo la diferenciación entre áreas consolidadas menos vulnerables que las áreas de expansión más reciente.