Tomando en cuenta el total de los grandes aglomerados urbanos del país en el primer trimestre de 2018 la brecha salarial de género fue del 28,2 %: es decir que el promedio del ingreso total femenino fue más de un cuarto menor que el de los hombres. El guarismo promedio de los aglomerados fue 25,1 %, y los valores extremos fueron: el mínimo de Gran Catamarca (9,7%) y el máximo de Corrientes (con 36,1 %).

Se observa que la brecha salarial ha bajado pero muy levemente: entre 2004 y 2016 el promedio de brecha salarial fue 29,2 % (Fuente: Centro de Economía Política, en base a las Encuestas Permanentes de Hogares del I.N.D.E.C).

¿Por qué ocurre ésta diferencia salarial? Muchas veces las mujeres tienen que aceptar ocupaciones de mayor flexibilidad laboral para equilibrar las necesidades familiares y laborales (doble presencia), lo que incrementa la desigualdad de oportunidades y agrava la segregación laboral. Los trabajos no remunerativos, el del cuidado de familiares y el trabajo doméstico, continúan recayendo principalmente sobre las mujeres, y esto les impide a menudo la promoción en igualdad con los hombres en el mercado laboral (y se traduce en interrupciones y abandonos de las carreras laborales). Otras causas son: discriminación directa, inferior valoración del trabajo realizado por mujeres, menor presencia en puestos directivos y mayor presencia en las ocupaciones peor pagadas.

¿Cómo es la situación nacional comparada con otros países? En la Unión Europea la brecha salarial en 2009 fue del 17,1 %. En Brasil, en 2015 la brecha fue del 34 % (OIT). En 2016 en Perú la brecha de ingresos fue de 29,2 %.