Los movimientos de población se dan en tres escalas diferentes: dentro de las provincias, entre provincias y entre países.

Según los datos del Censo de Población de 2010, 1.300.000 personas se desplazaron dentro de las propias provincias en los 5 años previos al censo, 1.200.000 lo hicieron entre provincias, en tanto que 350.000 personas procedentes de otros países llegaron y permanecieron en el país en el mismo período.

El componente migratorio de la variación de la población ofrece un panorama diferente que el que se presenta al considerar de manera integral la variación total de la población. Todas las jurisdicciones tienen crecimiento de la población en el período intercensal, pero no todas consiguen retener su propio crecimiento vegetativo y se produce emigración aunque la población aumente.

Las provincias del norte son las principales emisoras de migrantes interprovinciales. Las jurisdicciones que presentan los saldos migratorios negativos más relevantes en relación con la población total son Formosa, Santiago del Estero, Chaco, Misiones y Catamarca.

En una situación opuesta se encuentran las provincias patagónicas, especialmente Tierra del Fuego y Santa Cruz, donde el componente migratorio es fundamental para explicar la dinámica demográfica.

En términos absolutos, los principales flujos se dan hacia la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y las provincias de Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe, que reciben migrantes de todas las provincias.



Las migraciones intraprovinciales no inciden en el total de población de la provincia, pero son relevantes para la distribución de la población al interior de estas. Los flujos relativos más importantes se dan en las provincias de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y Mendoza. Analizado a nivel de departamento, se observa que el saldo migratorio negativo se concentra, sobre todo, en el norte del país. Prácticamente todos los departamentos de Formosa y Chaco y gran parte de Salta, Jujuy, Santiago del Estero, Tucumán, Catamarca y La Rioja presentan valores negativos, es decir, no retienen la totalidad de su crecimiento vegetativo. En estas mismas provincias se destacan los departamentos donde están ubicadas las ciudades capitales, que presentan una tendencia opuesta: recepción de migrantes. Esto da cuenta de las migraciones intraprovinciales, que tienen como destinos privilegiados las ciudades más grandes.

Con menor intensidad, pero con similar patrón, el fenómeno se reproduce en algunas provincias patagónicas, como La Pampa, Neuquén, Rio Negro y Chubut. En tanto que Santa Cruz y Tierra del Fuego presentan saldos positivos homogéneos lo que revela una amplia recepción de migrantes en toda la provincia, que impulsa los valores de crecimiento total. En las regiones Cuyo y Centro, por su parte, hay predominio de saldos positivos, aunque bajos, en la mayor parte de las provincias. Nuevamente son las principales ciudades las que se destacan con saldos migratorios positivos más elevados.



En cuanto a los flujos internacionales, los extranjeros representan el 4.5% del total de habitantes del país. Este porcentaje representa un leve aumento en relación con el censo anterior, revertiendo la tendencia a una declinación constante desde el máximo de 1914. Si bien este aumento es leve, en XXX años. Los principales movimientos se registran desde países vecinos, destacándose los casos de Paraguay, Bolivia, Chile y Perú como los países de origen más importantes. Entre los principales destinos se destaca especialmente la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, seguida de las provincias de Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe.